Informar los fracasos educativamente
En cierta manera, la frase “periodismo de soluciones” es un nombre poco apropiado. Para mucha gente que lo escucha por primera vez, la palabra “soluciones” implica que el periodista está afirmando que algo es una solución. (Esperamos ya, a esta altura, haberlo convencido de que no es así).
En verdad, estamos interesados en hacer que los periodistas cubran las respuestas a los problemas, independientemente de cuán bien estén funcionando. Los periodistas deben tener en claro qué es lo que funciona de esas respuestas y qué es lo que no funciona. El objetivo principal de las historias de soluciones es dar a la sociedad conocimientos prácticos acerca de cómo un problema —o problemas similares— podrían abordarse de una manera más exitosa.
Según esta definición, sería posible incorporar una perspectiva de soluciones a una respuesta aparentemente fallida, siempre y cuando eso haga de alguna manera más inteligente a la sociedad. Aquí presentamos algunas opciones para pensar en hacer exactamente eso.
Contrastar el fracaso con una alternativa similar pero más exitosa
Desafortunadamente, a mediados de 2014 el virus del ébola se propagó con rapidez en gran parte de África occidental. Se escribieron muchas historias importantes sobre la difícil situación de países como Sierra Leona. Pero en agosto, Catherine Byaruhanga, periodista de la BBC, informó que Uganda, un país de África oriental, había controlado el ébola mediante un sistema de monitoreo de la salud. Su artículo desempeñó un rol único en informar a la comunidad internacional acerca del potencial para mejorar.
Asegurarse de que el fracaso sea educativo
Cuando entreviste a gente acerca de una respuesta fallida, considere preguntarles: “¿Qué pueden aprender otros de esto? ¿Qué se pudo haber hecho de otra manera?”. Estas preguntas pueden hacer que su artículo vaya más allá de ser la típica historia sobre una respuesta fallida.
Permitirse estar abierto a las distintas tonalidades del gris
Es posible sostener que sólo en raras ocasiones algo puede ser clasificado como un completo fracaso o, a la inversa, como un completo éxito. Si observamos un problema con el suficiente nivel de detalle, veremos las distintas tonalidades del gris. Como ejemplo, Jeffrey J. Silingo, en un artículo que escribió para The New York Times en el que analizaba lo que él llamaba “el ciclo de despliegue publicitario” que había con respecto a los cursos en línea masivos y abiertos (MOOC, por sus siglas en inglés), llegaba a la conclusión de que, aunque fracasaron en cumplir las excesivas expectativas de democratizar la educación, se “han convertido en un importante complemento del aprendizaje en clase y en una herramienta para el desarrollo profesional”.
Analizar por qué la gente se siente atraída por las ideas fallidas
Esto es particularmente relevante si usted planea eliminar la falacia de una idea que ha atraído la atención de muchos o dinero de inversionistas. Considere, por ejemplo, el caso de los zapatos TOMS, uno de los primeros y más populares negocios del “compre uno, done uno”. Muchos consumidores pensaron que ese modelo era una brillante idea para comprar y, al mismo tiempo, hacer del mundo un lugar mejor. Sin embargo, hay artículos minuciosos que demuestran que aumentar la producción local de calzado tendría más impacto que donar zapatos hechos en el extranjero. Una historia completa sobre las deficiencias de TOMS debería incluir un análisis de por qué ese modelo fue recibido con tanto entusiasmo. (En este caso, los consumidores bienintencionados se volvieron más astutos y TOMS cambió su modelo de negocio).